EL POSPARTO


     Se define el puerperio  o posparto como el período que se  inicia con el alumbramiento  y se prolonga durante aproximadamente seis–ocho semanas. Durante ese tiempo  se produce la vuelta del organismo de la mujer al estado previo al embarazo. Es el período que clásicamente  denominamos cuarentena.
     Pero el posparto no es sólo eso, se caracteriza además por el establecimiento de la lactancia materna, la vinculación con el recién nacido  y la adaptación de la pareja con el bebé, todo esto supone más de cuarenta días. Los cuidados puerperales  implican aspectos físicos y emocionales de la mujer.
     Realmente lo único cierto de la definición es que la mujer que no da el pecho, tendrá la primera menstruación al cabo de las seis semanas del parto.
     Podemos establecer tres fases según el tiempo transcurrido desde el parto:
·         puerperio inmediato, durante las primeras 24 horas
·         puerperio precoz hasta el octavo o décimo día, coincide con la primera revisión posparto
·         puerperio tardío hasta la sexta-octava semana, coincide con la segunda revisión posparto
     Las necesidades de la mujer van a ir cambiando en cada fase  y los cuidados tendrán que irse adaptando.

¿CÓMO ES UN PUERPERIO NORMAL?

     El tiempo de recuperación puerperal irá en función de numerosos factores que  la mujer tiene que conocer:
-        parto espontáneo/ parto inducido
-        parto normal /  parto instrumental/  cesárea
-        duración del período expulsivo
-        episiotomía sí/no
-        primípara/ multípara
-        lactancia materna/ lactancia artificial
-        apoyo familiar sí/no
-        ayuda en las tareas domésticas sí/no
      Es importante insistir en este aspecto. El tiempo de  recuperación física y de adaptación emocional  es variable en cada mujer como también es diferente el tiempo que requiere la vuelta a la normalidad de cada  uno de los órganos afectados. El  útero, en dos o tres semanas tendrá el tamaño previo a la gestación, el suelo pélvico puede necesitar meses para recuperar su tonicidad.


CAMBIOS FÍSICOS

     Todas las modificaciones que hemos visto en el embarazo tienen su correspondiente regresión en el posparto. El organismo materno tiene que adaptarse a su nueva condición. Vamos a definir las principales características de este periodo.
Temblores posparto. Ocurre casi en la mitad de las mujeres después del parto, se desconoce la causa exacta. A veces se acompaña de sudoración, sobre todo durante la noche. Este signo a veces es confundido con fiebre.
Entuertos. Son las contracciones que dan lugar  a que el útero, es el transcurso aproximado de dos o tres semanas vuelva al tamaño previo a la gestación. No siempre son contracciones dolorosas. Las perciben más las mujeres que ya han tenido un hijo y aquellas que dan el pecho. Puede ser necesaria la administración de analgésicos.
Loquios.  Es el nombre que recibe la secreción  que procede del útero. Al principio la secreción es roja, luego es amarilla y termina siendo blanca. La duración del sangrado es variable en cada mujer.
Periné, suelo pélvico. Se caracteriza  por la inflamación (edema), la flacidez y la
presencia de episiotomía y/o desgarros.
Abdomen. Queda distendido después del parto y poco apoco irá recuperando el tono. Se desaconseja el uso de faja y  realizar ejercicios abdominales porque interfiere en la recuperación del suelo pélvico.
Eliminación urinaria. La necesidad de orinar está aumentada en el posparto y sin embargo se puede ver alterada por pequeñas lesiones que se pueden producir en la uretra durante el parto y a la disminución de la sensibilidad de la vejiga.
Estreñimiento. Es habitual en el puerperio debido a la disminución del peristaltismo intestinal (movimientos del intestino) y a la ineficacia de la musculatura del abdomen. Además se puede ver agravado por la presencia de episiotomía o  desgarros y de hemorroides.
Piel y pelo. La pigmentación de la piel tiende a desaparecer aunque el tiempo es variable. La pérdida de pelo se hace evidente, el crecimiento vuelve a ser normal a los 6-12 meses del parto
Lactancia. La secreción de leche comienza tras el parto y alcanza su punto máximo entre el segundo y cuarto día. Se acompaña de ingurgitación, es lo que conocemos como “subida de la leche” (“bajada en otras culturas”­).

CAMBIOS PSICOLÓGICOS

     El puerperio es un  periodo de  riesgo de trastornos del estado de ánimo, llegando a afectar, según algunos autores, al 85% de las mujeres. El origen está en la caída brusca de las hormonas después del parto.
     A la euforia que acompaña el nacimiento del bebé durante la estancia hospitalaria, le sigue una labilidad emocional que coincide con la llegada a casa.
     La comúnmente llamada depresión posparto es una depresión leve que se caracteriza por ser un síndrome leve y transitorio, que se presenta a los dos o cuatro días del parto. Suele desaparecer de forma espontánea  en dos semanas. Se caracteriza por tristeza, irritabilidad, y llanto. Se denomina “tristeza puerperal”. 
   
  A este estado anímico se le suma, la preocupación que a veces origina el cuidado del bebé, con sus dudas e incertidumbres como recién estrenada madre; el malestar físico por el parto, el dolor de los puntos, de la subida de la leche, de los entuertos; la dificultad de encontrar tiempo para descansar, algunos bebés son muy demandantes y tienen “el sueño cambiado”.
     Otro factor importante que tenemos que tener en cuenta en el posparto es el social, en el que se pueden incluir la familia y  los amigos. En ocasiones el exceso de opiniones, muchas veces no solicitadas,  además de contradictorias, no contribuye al bienestar  psíquico de la mujer en un momento en el que necesita tranquilidad para adaptarse a la nueva situación y conocer a su bebé.
     Cuando la “tristeza puerperal” se prolonga en el tiempo y se acompaña de sentimientos de culpa, de incapacidad para hacerse cargo del hijo y ambivalencia afectiva, nos encontramos ante la  depresión posparto, que afecta al 10-15% de las mujeres. Requiere tratamiento y tiene buen pronóstico.
     La figura del padre es fundamental, da apoyo, y  aporta serenidad. No debe excluirse. Es capaz de proporcionar al recién nacido todos los cuidados excepto la lactancia: cariño, confort, baño, paseo.

SEXUALIDAD

 La libido está disminuida por acción de las hormonas y por el cansancio. No se aconseja el coito antes de las seis semanas aunque no haya habido episiotomía, ni desgarro.
Al reiniciar las relaciones puede ser necesario el uso de un lubricante vaginal.
Anticoncepción. La lactancia materna exclusiva, con tomas frecuentes y eficaces, sin que pasen más de 6 horas entre toma y toma, sin hacer pausa nocturna, cuando la madre continúa en amenorrea (sin regla),  tiene efecto anticonceptivo durante los primeros 6 meses.
Si la opción es utilizar anticonceptivos hormonales, hay que buscarlos compatibles con la lactancia.
Alimentación. Es importante no olvidar los hábitos alimenticios que se adquirieron en el embarazo. Se puede y se debe seguir comiendo de todo. La lactancia no contraindica ningún alimento. Se aconseja la administración de hierro durante la cuarentena y de yodo si se lacta.
Higiene. Ducha diaria, no es aconsejable el baño.  Se puede usar hidratante para mejorar el estado de la piel.
Loquios. Ya hemos visto que su duración es variable en cada mujer. El manchado debe ir disminuyendo conforme pasan los días y no debe tener mal olor.
Mamas. No es necesario lavar el pecho antes y después de la toma. No son efectivas las cremas protectoras del pezón para evitar las grietas, cuyo origen es el mal agarre del bebé. Hay que usar un sujetador adecuado al tamaño de la mama,  que no comprima y preferiblemente sin aro.
Episiotomía o desgarro. Lavar con agua y jabón, cambio frecuente de compresa para mantener la herida limpia y seca. Los puntos se reabsorben, aproximadamente en una semana, no es necesario quitarlos, aunque en algunos casos,  si “tiran” y producen molestias, se pueden retirar.
Incisión de cesárea. Lavar con agua y jabón, mantener la herida limpia y seca. Si fuera necesario un desinfectante, usar clorhexidina. Si estáis dando el pecho, está desaconsejado el uso de desinfectantes yodados. Los puntos o grapas se retiran a los diez días, aunque si la herida no está muy seca, pueden permanecer más tiempo.
Eliminación urinaria. La  debilidad de la musculatura del suelo pélvico, puede determinar que haya ligeras pérdidas de orina durante los primeros días. Además, ya hemos visto que las necesidades de orinar están aumentadas pero la micción puede estar alterada por las microlesiones de la uretra  cuando ha habido sondaje vesical  y por la distensión de la vejiga. Todos estos factores determinan que la mujer “no le dé tiempo a llegar al baño”. Es una situación pasajera, aunque con un componente emocional importante. Poco a poco la función urinaria se irá normalizando y el suelo pélvico, con la ayuda de los ejercicios de Kegel recuperará el tono y la  fuerza.
Estreñimiento. Es un problema que suele persistir en el posparto. A los factores que había en el embarazo, ahora hay que sumarle la ineficacia de la musculatura abdominal y la presencia, en algunas ocasiones de episiotomía o desgarros y de hemorroides. A la puérpera le da “miedo” la defecación, inhibe el reflejo y pospone el acto, con lo que el problema se agudiza. Es necesario mantener una dieta rica en fibra, hidratación adecuada y no posponer la defecación. Controlar el estreñimiento es una medida de protección para el suelo pélvico.
Se puede  administrar algún enema y usar pomadas para las hemorroides.
Descanso. La necesidad de dormir y el cuidado del bebé no siempre son actividades fáciles de compatibilizar. Hay que aprovechar para descansar cuando el bebé nos deje. Sin descanso no hay recuperación física posible. Además el déficit de sueño aumenta la irritabilidad.
Ejercicio y deporte. El inicio para la práctica deportiva será progresivo y personal para cada mujer dependiendo de factores que ya vimos como el tipo de parto, la forma de alimentación del bebé, la condición física…No se aconseja iniciarla antes de las 6 semanas.
Se comenzará haciendo ejercicio suave, paseos cortos, guardando un equilibrio entre la necesidad de actividad para prevenir problemas en el puerperio y el reposo necesario para la recuperación física.
Antes de iniciar una rutina para la recuperación abdominal,  hay que hacer una valoración de la musculatura del suelo pélvico.
     La matrona, como profesional de la salud  cercano a la mujer  tiene la tarea de realizar un plan de cuidados que contemple las necesidades reales  de la puérpera según las diferentes fases del posparto. 
  1. 48h- 72h. para valorar el agarre del recién nacido, detectar problemas precoces de  lactancia y resolver de dudas
  2. 8- 10 días,  para valorar episiotomía, desgarro o herida postquirúrgica, sangrado, involución del útero, mamas, suelo pélvico, abdomen, toma de constantes, detectar problemas y resolver dudas
  3. 45- 60 días para valorar suelo pélvico y musculatura abdominal, iniciar una rutina de ejercicios de recuperación posparto e informar de las alternativas en anticoncepción.

Autora: María Dolores Torrijos Portero. Matrona
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