El desarrollo es un proceso contínuo desde la concepción a la madurez; es decir, se inicia ya en el útero y el nacimiento marca el comienzo de la acción de factores ambientales externos.
En la historia clínica se deben recoger factores prenatales, peri y postnatales que pueden afectar el desarrollo: el entorno, la familia y la escuela son especialmente trascendentes.
El desarrollo está íntimamente relacionado con la madurez del sistema nervioso. Hay que perder ciertos reflejos primitivos, como los de prensión o deambulación, antes de adquirir el movimiento voluntario correspondiente. El sistema nervioso del niño está dotado de una gran plasticidad, al menos durante los 2-3 primeros años de vida.
El desarrollo psicomotor es céfalo-caudal (al revés que el tono muscular); se inicia con el control de la cabeza, continúa con el tronco y los miembros, para después conseguir una postura erguida y una marcha independiente. Cada etapa tiene como base los elementos de la etapa anterior, y conduce a una integración progresiva de las funciones motoras bajo el control de la corteza cerebral, en contraste con el predominio subcortical del recién nacido y del lactante de corta edad.
Asimismo, la comunicación con las personas que le rodean será cada vez más intensa y ágil, por lo que es imprescindible favorecer siempre una estrecha relación padres-hijo/a. No hay que olvidar que una correcta estimulación y los lazos de cariño son muy importantes para un desarrollo equilibrado. El potencial intelectual tiene un límite, pero la estimulación oportuna y adecuada desde el nacimiento es fundamental en la maduración y el desarrollo del niño. Sin estímulos, no hay desarrollo. Los niños oyen y reconocen desde el primer día la voz de los padres. Se les debe estimular de forma apropiada: durante las tomas, mirándoles a los ojos y hablándoles (pues aunque no entiendan captan la afectividad del tono), mostrándoles objetos coloreados de tonos fuertes y vivos y cambiándolos de posición para que los sigan con la mirada, ejercitando sus brazos y piernas… El tiempo de maduración no es igual para todos los individuos. Consideramos un desarrollo psicomotor normal aquel que permite al niño alcanzar las habilidades correspondientes a su edad cronológica. Los límites de la normalidad son amplios, siendo precisa una evaluación cuidadosa antes de juzgar si cierta desviación es una variante de la normalidad o una anormalidad. Las cuatro áreas en que se divide el desarrollo psicomotor (movilidad gruesa y fina, lenguaje y personal- social) pueden evolucionar cronológicamente de forma diferente (por ejemplo, hablar muy pronto y andar tarde o viceversa) y cuando hablemos de lenguaje hemos de hacerlo extensivo a la comunicación y valorar el modo que utiliza para comunicarse, previo al habla. El desarrollo psicomotor debe evaluarse en todo niño desde el nacimiento hasta los 2 años, en todas la visitas del Programa del Niño. Es muy importante la detección precoz del retraso psicomotor o mental, para enviar al niño al especialista y estimularlo de forma adecuada lo más pronto posible |
En el periodo neonatal las funciones perceptivas, visión, audición y olfato están más desarrolladas que las habilidades motoras. Desde la 26 semana de gestación, el feto oye, lo cual se evidencia por la respuesta de sobresalto. El recién nacido mueve los ojos hacia el sonido y responde mejor a la voz femenina que a la masculina. Los sonidos bruscos provocan el reflejo de sobresalto, cambios en el ritmo respiratorio y/o parpadeo. Sin embargo no responderá repetidamente al sonido, a menos que el tono o la frecuencia cambien.
Mucho antes de que empiece a sonreír, mira a su madre con intensidad, mientras ella le habla; esto ayuda a fortalecer el lazo entre madre e hijo. Puede ver desde el nacimiento y a las 6 semanas puede ya fijar la visión. El recién nacido se comunica con su madre observándola y después sonriendo y, más tarde, vocalizando. También se comunica por las distintas formas de llanto (hambre, dolor, soledad…).
Un niño con retraso mental tarda en responder a su madre sonriendo y vocalizando y es lento para desarrollar respuestas condicionadas.
3 Adquisición de habilidades de 1 a 6 meses
La mayoría de los niños reaccionan a la voz. Es decir, colocándose detras del niño y evitando que llegue el aliento, decirle palabras y comprobar que detienen su actividad o cambian su ritmo respiratorio.
Distingue a su madre.
La mayoría de los niños reaccionan a la voz. Es decir, colocándose detras del niño y evitando que llegue el aliento, decirle palabras y comprobar que detienen su actividad o cambian su ritmo respiratorio.
Distingue a su madre.
La mayoría de los niños con esta edad sonríen y fijan la mirada en la madre cuando esta sonríe o hace algún gesto sin tocar al niño.
La mitad de los niños son capaces de llevarse una o las dos manos delante de sus ojos y mirarlas atentamente.
La mayoría de los niños, cuando están tranquilos en su habitación y hay personas hablando, miran a las personas que hablan.
Muchos niños a esta edad juntan las manos o enlazan las manos de manera espontánea en la línea media del cuerpo.
La mitad de los niños son capaces de llevarse una o las dos manos delante de sus ojos y mirarlas atentamente.
La mayoría de los niños, cuando están tranquilos en su habitación y hay personas hablando, miran a las personas que hablan.
Muchos niños a esta edad juntan las manos o enlazan las manos de manera espontánea en la línea media del cuerpo.
4 Adquisición de habilidades de 6 a 12 meses
La mayoría de los niños son capaces de buscar un objeto llamativo (pelota, sonajero, etc.) que se haya colocado delante del niño y que se ha hecho desaparecer de su campo de visión cuando lo está mirando.
Muchos niños ya balbucean y dicen da-da, ba-ba, etc.
Más de la mitad de los niños son capaces de pasar un objeto de una mano a otra sin ayudarse de la boca o el cuerpo.
Se quita el pañuelo de la cara.
Muchos niños son capaces por sí solos de pasar de estar boca abajo a ponerse boca arriba.
La mayoría de los niños son capaces de buscar un objeto llamativo (pelota, sonajero, etc.) que se haya colocado delante del niño y que se ha hecho desaparecer de su campo de visión cuando lo está mirando.
Muchos niños ya balbucean y dicen da-da, ba-ba, etc.
Más de la mitad de los niños son capaces de pasar un objeto de una mano a otra sin ayudarse de la boca o el cuerpo.
Se quita el pañuelo de la cara.
Muchos niños son capaces por sí solos de pasar de estar boca abajo a ponerse boca arriba.
Sentado el niño delante de una mesa colocar en ella un objeto (coche u otro juguete) que le llame la atención. Cuando esté a punto de cogerlo, tapar el objeto con un trapo y observar si el niño es capaz de retirar el trapo y coger el objeto. Esto lo hacen la mayoría de los niños de esta edad.
La mitad de los niños son capaces de agarrar objetos pequeños haciendo pinza con la yema de los dedos índice y pulgar.
La mitad de los niños son capaces de agarrar objetos pequeños haciendo pinza con la yema de los dedos índice y pulgar.