En la fiebre ocurre que, por un lado, se halla aumentado consumo corporal y, por otro lado, hay una disminución del aporte alimentario ya que el apetito se encuentra alterado.
Si la crisis febril tiene un periodo breve de duración, el organismo recupera rápidamente todo lo perdido. Vamos a ocuparnos de los casos en los que el estado febril se haga duradero.
Hidratación
Ante todo, hay que preocuparse de que el enfermo febril tenga suficiente aporte de líquidos, lo cual no es difícil ya que el enfermo suele tener sed. El agua será el principal aporte de líquidos.
Con los jugos de frutas frescas, se aportarán vitaminas cuyo consumo está elevado por la fiebre. Estos jugos se pueden endulzar con azúcar, con lo que se suple, en parte, el aporte necesario de hidratos de carbono.
Comida fresca y rica en vitaminas
Papillas y pudings con zumos de fruta o compota, sopas de leche o de frutas, jalea de maizena con zumo de frambuesas y grosella, huevos cocidos. El puré de patata debe prepararse con patatas cocidas con piel, sin sal, con leche fresca o caldo de verduras.
Completan este régimen alimenticio las verduras frescas, la carne magra tierna, las galletas y los bizcochos suaves y las frutas frescas (destacar las naranjas, las fresas y los pomelos).
No es recomendable
Las comidas sazonadas (mucha sal), los alimentos grasos y de digestión difícil, tampoco conviene tomar demasiado pan.
La dieta debe ser de fácil asimilación, fresca y rica en vitaminas y sobre todo agradable al paladar, variada, preparada y servida apetitosamente.

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