Podemos definir “marcha” como el desplazamiento del cuerpo apoyado sobre los pies, voluntario, progresivo y cómodo para el organismo.
Hay que recordar que en el caminar influyen muchos factores que coordinados entre si determinan la marcha, y que están íntimamente ralacionados con el desarrollo psicomotor del niño.
Al igual que el Lenguaje, la adquisición de la marcha es un proceso lento y progresivo.
De esta manera, la marcha que comienza alrededor del año de edad, no alcanzará su madurez hasta los 5-6 años de edad, y tiene gran influencia la capacidad de coordinación del niño, el tono muscular, el grado de laxitud….de manera que hay niños más habilidosos que otros, más fláccidos, más laxos….y no por ello sufren una patología ósea, muscular o neurológica.
Es importantísimo adquirir un buen tono muscular en las extremidades inferiores del niño y en la espalda, lo que a su vez contribuirá a una postura más erecta del tronco al andar.
Se recomienda que a partir de los 6 meses de edad permanezcan en el suelo, con juguetes a su alrededor, el mayor tiempo posible. No ayudarles a que se pongan de pié, ni usar andadores. Solo con su propio esfuerzo irán poniendose de pié y sujetándose, cuando sus estructuras musculoesqueléticas estén maduras para ello. Si nos anticipamos a su marcha, podemos crear problemas donde no los había.
La marcha “anormal” del niño es un motivo frecuente de consulta en Pediatría. En las Revisiones del Niño sano se debe revisar EL APARATO LOCOMOTOR del niño y buscar así una desviación de la normalidad que justifique el caminar “diferente”, y que nos ayude a evitar problemas posturales en el futuro adulto.