¿Qué es el sueño? 
Es un estado de pérdida de conciencia y de reactividad a estímulos fácilmente reversible.
No es un proceso pasivo, es un estado activo y dinámico complejo que tiene gran impacto sobre la salud, el funcionamiento durante la vigilia y el desarrollo del individuo. Este proceso biológico  incorpora además componentes conductuales y sociales.
Un niño hasta los 2 años pasa un 60% de su tiempo durmiendo, un adolescente hasta un 40%.
El sueño lo dividimos en dos estados diferenciados:
                        –    sueño N (de ondas lentas)
                        –    sueño R o de movimientos oculares rápidos.
El sueño N, a su vez, se divide en tres fases (1, 2 y 3) que van de menos a más profundidad del sueño.  Los estados R y N se alternan en ciclos que en el recién nacido duran 40 minutos y se van alargando hasta los 90 minutos del adulto.

Factores que influyen en el sueño
*    Herencia: en cuanto a su duración y calidad su influencia es de aprox. el 50%
*    Prenatales: El acople del feto al ritmo sueño-vigilia comienza intraútero como una respuesta pasiva a la secreción materna de melatonina.
      Otros Factores: Peso al nacer, Precocidad, Uso de tóxicos en el embarazo (alcohol, tabaco…)
*    Postnatales Precoces: En el lactante y el niño pequeño, la exposición a la luz controla el tiempo de secreción de melatonina y, por consiguiente, el tiempo de sueño.
La propensión a dormir del niño está influenciada por la hora a la que se le despierta, el tiempo expuesto a luz artificial y su intensidad después de anochecer y antes del alba, las conductas y horarios alimentarios,  el momento de ejercicio físico, el momento en el que se realizan las relaciones sociales (a que hora vienen las visitas a casa)…
 *    Postnatales tardíos: La actitud de los cuidadores frente al sueño cuando el niño tiene 9-18 meses es   básica. Los niños cuyos cuidadores no le dan importancia al sueño no tienen unos hábitos regulares de sueño (los horarios de inicio de las siestas difieren diariamente más de 1 hora, los horarios de levantar cambian cada día más de 1 hora…)
La ausencia de hábitos regulares de sueño a los 9 -18 meses propicia puntuaciones más bajas cuando se valora: la autonomía, la regulación emocional, la regulación motora, la empatía.
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