Hábitos de estudio

A estudiar también se aprende.
De nada sirve que se pasen las horas muertas delante del libro si no aprovechan ese tiempo.
Debemos proporcionarles unas técnicas de estudio que les permitan aprender de forma ágil y eficaz.
Un buen método de estudio se basa en prepararse las cosas con tiempo, no dejándolo todo para el día anterior. Se debe aprender a hacer esquemas y resúmenes de cada lección, después de una lectura comprensiva del tema. Ese esquema nos ayudará para el repaso final del día anterior al examen.
Hay niños que aprenden fácil y tienen buena memoria, otros que les cuesta más aprender. A los primeros mantenerles ocupados en temas relacionados con el estudio.  Los “menos listos” necesitarán más tiempo y paciencia para abordar los temas, y reforzar las explicaciones de los profesores.
Estilos de aprendizaje
Cada niño tiene una forma de aprender que le encaja más que otra.
Saber canalizar la información no solo facilita la comprensión de nuevos contenidos: también es la manera más eficaz de aprender el abecedario, la ortografía, el vocabulario, fechas históricas, reglas, etc., y fijar esos conocimientos a largo plazo.

Estilo de aprendizaje visual
Las personas preferentemente visuales relacionan el aprendizaje con las imágenes. Se calcula que entre el 50 y el 60% de la población pertenece a este grupo.
En el colegio, mucho de lo que se enseña está enfocado a este tipo de niños: cuentos, demostraciones en la pizarra, lecturas, etc.
Los niños visuales recuerdan mejor lo que leen que lo que escuchan: seguirán las explicaciones del profesor, pero aprenderán sobre todo por los libros y apuntes.
Tienen facilidad para absorber grandes cantidades de información a la vez y se les dan bien los conceptos abstractos.
Para potenciar sus puntos fuertes, cómprale cuadernos bonitos,
lápices de colores y pintura de dedos que estimulen su creatividad.
Con estos niños funcionan muy bien los “mapas mentales”, un sistema que se utiliza en los colegios para estimular el pensamiento y la memoria por medio de palabras clave, colores, imágenes, dimensión, secuencia, lógica e imaginación.
Cuando el niño tenga que aprender conceptos complejos, le ayudarán los bocetos, dibujos animados o gráficos.
Los niños visuales son con frecuencia pequeños teleadictos.
Para animarle, lo mejor es proponerle actividades que impliquen movimiento, apelando a su preferencia visual: fotografía, cerámica, exposiciones… También le gustarán los juegos de pelota, en los que se necesita una buena coordinación ojo-mano.

Estilo de aprendizaje auditivo
Si bien la gran mayoría de la gente tiende a ser principalmente visuales en la forma de relacionarse con el mundo de su alrededor, la estimulación de audio se emplea a menudo como un medio secundario de encontrar y absorber conocimientos. Para un pequeño porcentaje de las personas, el aprendizaje auditivo supera los estímulos visuales y sirve como el método de aprendizaje de primaria.
Se calcula que entre un 10% y un 20% de la población privilegia el estilo de aprendizaje auditivo.
En el colegio retienen con facilidad las explicaciones del profesor, y pueden memorizar las lecciones repitiéndolas con sus propias palabras.
Si tu hijo es auditivo, tendrá una memoria bien entrenada y no le costará recordar conceptos nuevos. Se le darán bien la música y los idiomas, aunque pueden costarle más la ortografía y los problemas matemáticos, que se asimilan de manera visual.
Se puede potenciar el aprendizaje de estos niños con material auditivo (cds, dvds etc), y con lecturas en voz alta.
Para potenciar sus estudios, a tu hijo le resultará más divertido estudiar con un amigo, grabar las lecciones o “cantarte” los temas para aprendérselos. Estimula a tu niño para que te explique las cosas, esto también le ayuda a aprender.
Para fomentar su capacidad de movimiento: proponle actividades en grupo como hacer teatro, ballet o cantar en un coro.

Estilo de aprendizaje kinestésico
Cuando se procesa la información asociándola a las sensaciones y movimientos, al cuerpo, se está utilizando el sistema de representación kinestésico. Se utiliza este sistema de forma natural cuando se aprende un deporte, pero también para muchas otras actividades. 
Por ejemplo, escribir a máquina, la gente que escribe bien a máquina no necesita mirar donde está cada letra, de hecho si se les pregunta dónde está una letra cualquiera puede resultarles difícil contestar, sin embargo sus dedos saben lo que tienen que hacer. 
Aprender utilizando el sistema kinestésico es lento, mucho más lento que con cualquiera de los otros dos sistemas, el visual y el auditivo. El aprendizaje kinestésico también es profundo, se puede aprender una lista de palabras y olvidarlas al día siguiente, pero cuando se aprende a montar en bicicleta, no se olvida nunca. Una vez que se aprende algo con el cuerpo, es decir, con la memoria muscular, es muy difícil que se olvide.
Lo importante es que tanto el niño como sus padres tengáis claro que no es menos inteligente que los demás, solo que en la escuela la mayoría de las técnicas de aprendizaje están más adaptadas a los niños visuales y auditivos.
Los niños kinestésicos aprenden, sobre todo, al interactuar físicamente con los materiales educativos. El tacto es su sentido predominante, y recuerdan mucho mejor lo que hacen que lo ven o escuchan. Son los típicos niños que “no pueden estarse quietos en clase”.
Si tiene que memorizar algo o hacer ejercicios de matemáticas, deja que camine, se levante de la silla o sacuda los pies. 
Ayúdale a planificar sus deberes. Estos niños se defienden mejor en tareas de tiempo limitado y con descansos frecuentes.
Combina el aprendizaje con el movimiento. Por ejemplo, si le haces preguntas sobre algo que tenga que aprender para clase, tu hijo puede intentar encestar una bola de papel en la papelera cada vez que acierte una respuesta. Para reforzar su lado auditivo, anímale a jugar con un micrófono para grabar cuentos, canciones, chistes o para retransmitir los eventos familiares, como si fuera un locutor de radio. Leer el periódico contigo, viendo las fotos, y comentar las noticias le vendrá bien para potenciar su capacidad visual y oral. Lee con él cada día un capítulo de una historia emocionante antes de dormir.

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