MALTRATO INFANTIL

El maltrato infantil, según la Organización ‘Mundial de la Salud (OMS) consiste en los abusos y la desatención que sufren los menores de 18 años, dañando su salud, desarrollo o dignidad, o poniendo en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.

Manejamos cuatro tipos básicos de maltrato:

·         fisico (pegar, golpear o lesionar a un niño),

·         psicoemocional (humillar, ridiculizar o vejar mediante palabras, conductas o actitudes)

·         sexual (utilizarlo de forma sexualizada)

·         de omisión (no se atienden sus necesidades básicas, como la alimentación, o se lo ignora en diversas facetas).

La negligencia o desatención es el tipo de maltrato más frecuente, seguido del maltrato psicológico o emocional y del maltrato físico, siendo los de carácter sexual los de menor incidencia. Según la OMS, entre un 25 y un 50% de los niños de ambos sexos refieren maltratos físicos graves y frecuentes en forma de palizas, patadas, ataduras, y entre un 20% de mujeres y de un 5 a un 10% de hombres refieren haber sufrido abusos sexuales en la infancia.

En general  las niñas están más expuestas a maltratos sexuales y los niños a castigo físico severo.

Se calcula que solo un 20% de los casos son conocidos por los servicios sociales o las autoridades.

La mayoría de las actuaciones y actitudes violentas son emitidas dentro del hogar por los padres, familiares o cuidadores. Pero se puede ampliar a cualquier otra persona que ejerza autoridad sobre ellos : maestros, militares, policías, sacerdotes, sanitarios e incluso otros niños.

El mayor riesgo de sufrir maltrato o violencia por parte de un progenitor u otro miembro de la familia ocurre entre el nacimiento y los 14 años. A partir de esa edad es mayor el riesgo de padecer violencia a manos de hermanos, otros niños u otras personas.

El maltrato que más anula al niño y es más difícil de evadir lo ejercen las figuras parentales en la casa, donde los niños conviven con su padre y madre y permanecen más tiempo. Otro tipo de maltrato del que es difícil escaparse es el de los hermanos mayores, porque el menor lo recibe en solitario, en silencio y no trasciende.

En la mayoría de los casos, las lesiones físicas no son tan nocivas para el bienestar del niño como las consecuencias psicológicas y sus efectos duraderos sobre su desarrollo neurológico, cognitivo y emocional y su salud.

El MI suele acompañarse de otros tipos de violencia. Por ejemplo, el infligido por familiares adultos suele vincularse a situaciones de violencia de pareja. Además, es frecuente que un tipo de maltrato se combine con otro. Quienes sufren abandono físico reciben maltrato físico, y el abuso sexual se asocia a menudo con el emocional.

Asimismo es habitual que el maltrato sea reiterado, y que se oculte. La madre pocas veces menciona espontáneamente este problema  y pocos niños lo manifiestan abiertamente. Los niños muy pequeños no son capaces de denunciar la violencia por sí mismos. Debido a factores culturales, a algunas prácticas de crianza que son maltrato los propios padres las consideran beneficiosas para sus hijos.

El efecto de un mismo maltrato puede variar dependiendo: de la dotación genética o la biología con que el niño nace o porque ha tenido una afectividad suficientemente buena en sus primeros años de vida. También depende de la edad en que ocurre y de la crueldad y frecuencia del maltrato.

INDICIOS DE MALTRATO

Ciertas secuelas pueden dar pistas de que está ocurriendo un maltrato.

Los niños maltratados sexualmente típicamente suelen ser niños muy sexualizados, que manifiestan conductas muy sexualizadas o con connotaciones sexuales.

Otras secuelas indicadoras de son: el exceso de timidez (el niño no habla con nadie no seatreve a hacer nada) un sentimiento de miedo profundo o pánico (temor generalizado o a cosas sencillas o aparentemente nimias), problemas con los estudios (les cuesta aprender y asimilar) problemas emocionales (dificultad para manejar o expresar emociones), regresiones (se orinan o defecan sin controlarse).

Independientemente del tipo de maltrato, sus secuelas psicoemocionales suelen ser similares. Un niño maltratado se esconde, “se hace pequeño”, suele ser asustadizo.

Un niño agredido se transforma en un niño agresivo. A veces expresa su agresividad a escondidas, a través de dejaciones (rompe un objeto que le gusta mucho al maltratador y le pide disculpas por el “accidente”), omisiones (se olvida de cosas importantes para la otra persona, como un cumpleaños) o distracciones (haciendo cosas que sabe que no le gustan a la otra persona).

Otros niños sacan su agresividad.  Hacen a los demás lo que les han hecho a ellos, se pelean con otros niños o los maltratan. Como no pueden canalizarla contra el agresor, desvían su agresividad hacia otros más débiles, ridiculizándolos o  humillándolos.

También pueden agredirse a sí mismos. Se automutilan, comen mal, se golpean, buscan que les castiguen, contrariando a los demás para que les pongan límites de forma agresiva.

SEÑALES DE ALERTA

GENERALES

Hay una serie de señales de alerta generales de los distintos tipos de maltrato infantil que son más evidentes y pueden dar la voz de alarma. Cuando se detecta alguna de ellas o varias combinadas, hay que plantearse que le está pasando algo.

Un niño abúlico que no muestra emociones ni sentimientos, que aparentemente no siente nada o que nada le importa, que no tiene en cuenta para nada a los demás ni tiene empatía con ellos, que coge lo que quiere sin importarle lo que opinen los demás, o que actúa sin plantearse limitaciones

Un niño al que le da igual todo lo que haga o le hagan y no le importa si le quieren o no, si le castigan o le premian

Que un niño baje sus notas o rendimiento escolar de forma muy radical, tenga regresiones (vuelve a orinarse encima cuando ya no lo hacía, o se mece y chupa el dedo como si fuera un bebé cuando ya tiene 6 años).

Hay que sospechar  cuando a un niño le someten a injusticias y permanece callado tranquilo y aguanta mucho de todo e indefinidamente.

Una de las principales labores de prevención consiste en identificar rápidamente los casos de maltrato infantil para, seguidamente emprender intervenciones de protección de los niños afectados, tomar medidas para evitar que la violencia no se reproduzca y reducir al mínimo sus repercusiones negativas a largo plazo.

MALTRATO FISICO

Se incluyen en este concepto los zarandeos, golpes, palizas, patadas, mordiscos, estrangulamientos, abrasamientos, quemaduras, envenenamientos y asfixia, así como toda forma de agresión que provoque lesiones internas, externas o ambas. Buena parte de la violencia infantil doméstica responde al propósito de castigar al niño.

La mayoría de las personas que golpean a sus hijos para corregirlos o disciplinarlos no son conscientes de que los golpes producen un daño real o potencial sobre el niño.

Maltrato emocional y/o psicológico

Se incluyen en esta clasificación las restricciones de movimientos, el menosprecio continuado, el fomento de sentimientos de culpa, las amenazas, la discriminación o ridiculización, así como otras variantes de rechazo o de trato hostil.

Este tipo de abuso puede manifestarse tanto en incidentes aislados como mediante una actitud reiterada o comportamiento sistemático por parte de un progenitor o cuidador, que mantiene al niño en un entorno inapropiado para su desarrollo y carente de apoyo.

Maltrato por desatención

El también llamado abuso por descuido, omisión, negligencia o abandono abarca tanto los sucesos aislados como la reiterada dejación por parte de un padre, madre u otro familiar de sus responsabilidades respecto del desarrollo y bienestar del pequeño, en materia de salud, educación, desarrollo emocional, vestimenta, alimentación, vivienda y condiciones de vida seguras, y cuidados cotidianos, según la Sociedad Internacional para la Prevención del Maltrato y el Abandono de los Niños (ISPCAN).

Esta desatención de las necesidades básicas que garantizan al niño un desarrollo biopsicoafectivo normal no se produce por falta de recursos o una discapacidad física o mental de los cuidadores, sino por desidia o de forma deliberada.

Este abandono y ninguneo emocional, que en algunos casos se deben a que los padres consumen alcohol, drogas u otras sustancias, tengan exceso de atención al trabajo, problemas de pareja, etc,  hacen que el niño carezca de las referencias parentales y del contacto suficiente como para tener referentes para crecer de una forma sana.

ABUSOS SEXUALES
Ocurren cuando un adulto o un niño mayor que él, utiliza al niño para estimularse sexualmente él mismo, al menor o a otra persona.
















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