Es el estrechamiento del prepucio (piel que rodea al pene) que impide la salida correcta del glande (o cabeza del pene). Este estrechamiento puede estar producido por un anillo fibroso que impide esta abertura: esta es la Fimosis.
No confundirla con otras dos circunstancias que pueden impedir la correcta abertura del glande: Frenillo y Adherencias.
En el Frenillo hay un estrechamiento (acortamiento, engrosamiento) del ligamento que hay desde la base del orificio urinario (meato) al prepucio, impidiendo en ocasiones la completa abertura del prepucio.
Las Adherencias es el resultado de la piel del prepucio que queda adherida al glande, sin la presencia de anillo fibroso que lo estreche. Con el tiempo se llegan a observar bolitas blanquecinas por debajo de esta piel, a lo cual no debemos darle mayor importancia por ser restos de piel acumulados.
Todos estos casos se pueden presentar en cada individuo juntos o separados.
Salvo por motivos religiosos, se aconseja no realizar ninguna maniobra para separar el prepucio del glande hasta que vayamos a quitar los pañales. Como mucho, comprobar con el Pediatra que el meato queda a la vista, para evitar pequeñas retenciones de orina. Todo esto tampoco debe impedir la higiene adecuada de la zona, hasta donde podamos abrir en cada momento.
A partir de quitar los pañales, y con la supervisión del médico o la Enfermera, se realizarán maniobras de empuje del prepucio sobre la cabeza del glande. Esto se realizará durante o justo después del baño, dando un pequeño tirón de cada vez, ya que esta maniobra duele, y tenemos tiempo por delante para resolverlo. En ocasiones el Pediatra nos puede recomendar alguna pomada para ayudar el proceso que se resista.
Es muy importante que tras deslizar el prepucio hacia atrás, se debe cuidar de volverlo a colocar en su posición inicial al cabo de pocos segundos, pues de lo contrario puede ocurrir que se impida la circulación de la sangre y se produzca una inflamación del prepucio (a veces una herida y su posterior cicatriz) que impedirá el retorno del prepucio a su posición inicial envolviendo el glande. Es lo que llamamos parafimosis, considerada una urgencia quirúrgica.
Si no tenemos éxito después de tiempo y paciencia aplicando la técnica, debemos acudir a un especialista, alrededor de los 6 años a ser posible, o antes si el caso lo requiere.