Dermatitis atópica
La dermatitis atópica es una lesión de la piel que, tras un proceso de inflamación de causa desconocida, pierde su capacidad de barrera, convirtiéndose en una enfermedad con tendencia a la cronicidad y que cursa en forma de brotes agudos, con periodos intercriticos donde la piel permanece aparentemente sana, pero con tendencia a la sequedad. 
Suele haber familiares afectados, por lo que se reconoce su influencia genética además del medio ambiente como desencadenante de su aparición.
No existe ningún tratamiento que la cure de forma definitiva pero sí existen tratamientos que mejoran y controlan las lesiones de la piel.

                    Recomendaciones generales
Evitar los factores desencadenantes y aquellos que pueden perpetuar la dermatitis: estrés, sequedad de la piel, ropa sintética, temperaturas extremas (temperatura ideal 18-20º), baja humedad, sudoración,... El sudor irrita la piel, por lo que es recomendable lavarse tras los ejercicios y los deportes intensos.

Ropa
Amplia, que no se adhiera al cuerpo. Evitar el abrigo excesivo.
Usar tejidos naturales (algodón, lino, lana), evitando los tejidos sintéticos.
Lavado de la ropa: se debe aclarar bien para evitar restos de detergente. Evitar los suavizantes y la lejía.
Evitar el uso de calzado deportivo por tiempos prolongados. Sólo utilizarlo para hacer deporte. Es preferible calzado de suela de cuero y no muy cerrado.

 Higiene corporal
Evitar la higiene excesiva. Debe realizarse en forma de baños cortos de unos 10 minutos de duración, siendo la ducha una alternativa. Se recomienda que la temperatura del agua no sea muy caliente.
Evitar el uso excesivo de jabones o detergentes. Deben ser de un pH similar a la piel y aplicado en poca cantidad al final del baño en las zonas de roce (genitales, axilas, pies).
No es recomendable el empleo de esponja.
No frotar el cuerpo al secar con la toalla.
Cortar bien las uñas y mantenerlas limpias para evitar infecciones por rascado.

Hidratación
La piel de los niños con dermatitis atópica suele ser seca, sensible e irritable. Es conveniente hidratar la piel con frecuencia, utilizando cremas emolientes específicas para pieles atópicas.
Tras el baño secar cuidadosamente la piel, sin frotar, y aplicar una crema hidratante. En ocasiones, sobre todo en los brotes, si se aplica en la piel eczematosa puede picar y  empeorar el cuadro.

 Tratamientos para los brotes
El picor y la inflamación requieren tratamiento con medicación, pues la piel está enferma. No basta hidratarla. Estos tratamientos deben utilizarse por indicación médica, ya que el uso indiscriminado y durante periodos largos de tiempo de ciertos fármacos puede tener riesgos.
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