Exámenes
El examen es un repaso de nuestros conocimientos sobre
un tema aprendido.
No hay que tomarse el examen como un examen final.
Puede ocurrir que un exceso de responsabilidad (por
excesiva presión de los padres, miedo al fracaso, baja autoestima…), haga
que se queden “en blanco” el día del examen. Un buen profesor sabe cómo va el
alumno independientemente de los exámenes. Pero el niño puede sufrir si este
hecho se hace reiterado. Ayudarles a quitar importancia al resultado del examen
es muy difícil para muchos padres, pero será necesario en estos niños.
Las Notas
Las notas no son solo el resultado de los exámenes, se
cuenta la actitud del niño en clase, su participación, la conducta…
Actitud ante las buenas notas
Si las notas
son muy buenas, hay que felicitarles y no caer en la tentación de pedirles
siempre más.
Está bien
que vean que confiamos en ellos, pero si se sienten presionados, se
desmotivarán pensando que no van a cumplir nuestras expectativas.
Actitud ante los suspensos
Ante los
primeros fallos, o las primeras malas notas, no podemos permitir que se
desmotiven pensando que fracasan repetidamente.
Debemos
inculcarles que el error forma parte del proceso de aprendizaje, y que deben
sacar partido a sus fallos y hacerlo mejor la próxima vez. Siempre debemos
depositar en ellos expectativas de éxito.
Ante las
malas notas, evitemos las broncas, castigos y comentarios despectivos. Es mejor
ofrecerles apoyo para remontar la situación.
En todo
caso, en ocasiones es bueno delegar en otra persona que les ayude.
No es una
catástrofe repetir un curso. En la mayoría de los casos se ponen en su nivel y
a partir de ahí hacérsele más fácil los estudios. Esto es más difícil de
entender para los padres que para los niños, los cuales ven que no llegan a lo
que se les pide. En todo caso, sus compañeros serán más y los antiguos los
seguirá viendo en el patio.