ENFOQUE DIETÉTICO DEL ASMA BRONQUIAL
El Asma bronquial es una enfermedad que se desarrolla por la influencia de varios factores en individuos con cierta predisposición genética y que, pueden tener también relación con alergias del individuo. Los factores que influyen son fundamentalmente ambientales (polen, derivados del petroleo. silicatos, metales...) y de hábitos de consumo (alimentos, aditivos alimentarios, medicamentos, etc).
Además de la relación entre el asma y las alergias alimentarias, la alimentación de un individuo puede jugar un papel importante en la fisiopatología del asma, estando ampliamente documentado que la deficiencia en algunos nutrientes produce alteraciones de la función inmune y de los mecanismos de oxidación en el organismo humano y provocar, como consecuencia, la aparición de procesos inflamatorios en el sistema pulmonar.
Además de la relación entre el asma y las alergias alimentarias, la alimentación de un individuo puede jugar un papel importante en la fisiopatología del asma, estando ampliamente documentado que la deficiencia en algunos nutrientes produce alteraciones de la función inmune y de los mecanismos de oxidación en el organismo humano y provocar, como consecuencia, la aparición de procesos inflamatorios en el sistema pulmonar.
Consumo de
alimentos
Estudios
dietéticos realizados entre pacientes asmáticos adultos reseñan la existencia
de peores hábitos dietéticos tales como mayor consumo de alcohol, perfiles
calóricos más desequilibrados y bajos consumos de alimentos ricos en
nutrientes. Todo ello condiciona la ingesta de dietas más pobres en algunas
vitaminas y en minerales. Esto puede ocasionar una alteración de la actividad
antioxidante y de la respuesta inmune que pueda ocasionar procesos
inflamatorios en las vías respiratorias.
Por ello, es
fundamental que los pacientes asmáticos se conciencien de la importancia de
consumir dietas equilibradas, constituidas por alimentos con una alta densidad
de nutrientes, evitando, así, ingestas pobres en vitaminas y minerales. De
hecho, las características de su enfermedad parecen indicar que las necesidades
de algunos nutrientes están incrementadas.
Entre las asociaciones que relacionan el asma
y la dieta se sitúa no sólo el bajo consumo de alimentos ricos en nutrientes
antioxidantes, que pueden ser de utilidad en los procesos inmunes e
inflamatorios, sino también la existente con el consumo de sal. Por ello, se
recomienda a estos pacientes el seguimiento de dietas pobres en sal.
Alergia alimentaria
Las alergias
alimentarias son más comunes entre individuos asmáticos. Asimismo, dichas
alergias son también más frecuentes en personas en las que padecen alergias de
otro tipo.
Los alimentos que con más frecuencia provocan reacciones alérgicas
son los que tienen un alto contenido en proteínas. En ocasiones, la
desnaturalización de estos macronutrientes por tratamientos industriales o
culinarios que impliquen calor o medios ácidos elimina su efecto alergénico.
Éste es el caso del maíz y la soja, o la leche y el huevo, cuya alergenicidad
remite entre algunos pacientes después de calentarlos.
Las semillas (maíz, soja, arroz, etc.),
frutos secos (cacahuetes, nueces, almendras, etc.), legumbres, alimentos de
origen marino (mariscos, pescados, etc.), leche, frutas (fresas, plátano,
calabaza, etc.), huevo y algunas carnes (pollo, pavo, cerdo) constituyen los
alimentos para los que, con más frecuencia, se han descrito reacciones
alérgicas. Es frecuente que se produzcan situaciones de reactividad cruzada
entre alimentos de la misma familia (por ejemplo alérgicos a la leche de vaca
reaccionan también ante la de cabra).
El mejor tratamiento para los pacientes con
alergias alimentarlas reside en la
eliminación de los alimentos conflictivos de la dieta, considerando
siempre que éstos deben sustituirse por otros de forma que el aporte de
nutrientes no se vea afectado, y en caso de ser necesario, utilizando
suplementos dietéticos cuyos aportes no excedan el 100% de las ingestas
recomendadas.
Intolerancia
alimentaria y Asma
Estos
procesos (prevalencia de un 0,1 % de los casos de asma), al contrario que las
alergias alimentarias, no implican mecanismos inmunológicos, sino reacciones
tóxicas inducidas por la presencia de determinados aditivos alimentarios.
· tartrazina, presente
en alimentos procesados de coloración amarillo-naranja y bebidas refrescantes.
· benzoatos, utilizados
en algunos quesos, margarinas y refrescos.
· sulfitos, añadidos a
mariscos, conservas de origen vegetal, frutos secos, zumos y en un gran número
de productos procesados. En general los efectos negativos no aparecen con
ingestiones inferiores a 20 mg de sulfito. Y han de cuidarse más entre los que
se encuentran en tratamiento con corticosteroides.
Consumo de
tabaco
El hábito
tabáquico parece estar relacionado con una mayor susceptibilidad a la aparición
de cuadros asmáticos.
En mujeres
gestantes es posible que el tabaquismo entre sea la causa de un 18-23% de los
casos de asma infantil. El efecto antioxidante de la vitamina C puede tener un
importante papel protector frente al asma inducido por oxidantes inhalados,
como el humo del tabaco, por lo que, en estas mujeres, la utilización de
suplementos de este y otros antioxidantes podría ser beneficioso.
Balance
energético y peso corporal
Es común que
la actividad física induzca la aparición de bronco espasmo. Al reducir el
ejercicio se produce un descenso en el
gasto de calorías y una mayor probabilidad de aparición de obesidad entre estos
pacientes. La obesidad es 2-3 veces más frecuente entre niños que padecen asma.
Se ha comprobado que con una adecuada preparación este efecto de broncospasmo
ante el ejercicio desaparece y el niño presenta una buena tolerancia ante la
realización de actividades.
Por otro
lado, el exceso de peso corporal puede tener un efecto negativo sobre el
sistema pulmonar, incrementando la hiperreactividad bronquial en individuos
asmáticos. Resulta importante pues que el individuo asmático reduzca su peso
corporal.
El
crecimiento en niños asmáticos se encuentra generalmente retardado, pero, al
contrario que en otras enfermedades pulmonares, no parece que la suplementación
calórica sea efectiva.
Macronutrientes
Entre los
pacientes asmáticos sometidos a terapia con broncodilatadores será
necesario separar su administración del consumo de alimentos, en especial
cuando se trate de alimentos proteicos.
Es posible
que el control de la calidad/ cantidad de los lípidos ingeridos puede modular
el proceso inflamatorio de los bronquios. Así, una dieta rica en ácidos grasos poli
ínsaturados ω-3 puede reducir
la
inflamación. El consumo recomendado es de 1.800 mg/día de ácidos grasos
poliinsaturados ω 3.
Vitaminas
· vitamina C. Dado que
son muchos los estudios que avalan el efecto protector de la vitamina C, el uso
de suplementos puede estar indicado entre los enfermos de asma. No obstante,
hay que recordar que, en muchos casos, el efecto positivo se consigue
únicamente a corto plazo.
· vitamina E.El papel
beneficioso de la vitamina E no sólo se debe a su papel antioxidante, sino que
parece tener un efecto inmunomodulador que disminuye las reacciones alérgicas
de tipo asmático.
· Vit. B6 o piridoxina
Se sugiere la posibilidad de utilizar suplementos de vitamina B6 entre los pacientes
asmáticos, sobre todo en los tratados con teofilina.
· vitamina A y sus
precursores están siendo estudiados en estos casos, no sólo su papel
antioxidante, sino también su implicación en el proceso inflamatorio.
· Por otro
lado, hay que considerar que algunos de los fármacos utilizados en la terapia
del asma pueden tener un efecto negativo sobre su estado nutricional. Así, el
empleo de terapias alternativas a los corticosteroides, como el metotrexato,
puede provocar un perjuicio en el nivel de folatos, ya que este medicamento es
un antagonista de esta vitamina.
· En los
procesos asmáticos no alérgicos, sino de tipo tóxico como los inducidos por el
consumo de sulfitos, se ha observado que la utilización de vitamina B2
(a dosis de 1,5 mg) reduce la aparición de broncoespasmo.
Minerales
· Magnesio. Estaría
indicado su suplemento dada su relación con la mejora del proceso de
contracción/relajación de los músculos respiratorios, y por su efecto
antiinflarnatorio, modulando el transporte de calcio a la célula pulmonar.
Estudios que empleaban suplementos de 400 mg/ día de sulfato o aspartato de
magnesio como terapia alternativa entre pacientes que no responden a tratamientos
tradicionales (teofilína, corticosteroides, salbutamol, etc.) ha dado buenos
resultados.
· Por otra
parte, el tratamiento con corticosteroides en pacientes asmáticos puede alterar
su estatus en relación con algunos minerales como el zinc y el calcio, por lo
que será necesario tener en cuenta estos datos para corregir posibles
deficiencias asociadas a la utilización habitual de algunos fármacos.
Fuente: A.M.
Requejo y R.M. Ortega. Manual de nutrición clínica en atención primaria.
Editorial Complutense.2000