La estereotipia puede definirse como una actividad motora organizada, repetitiva, no propositiva, que se lleva a cabo exactamente de la misma forma en cada repetición.
Dos características básicas para su identificación son que pueden ser fácilmente suprimidas por un estímulo sensorial o una distracción (en niños con psiquis normal), y que no impide una actividad motora.
Aunque históricamente, las estereotipias se han relacionado con el autismo y el déficit cognitivo constituyen un trastorno común en niños con un desarrollo normal. 

Las estereotipias primarias ocurren en niños por lo demás sanos, con un desarrollo psicomotor normal. Pueden ser transitorias o crónicas. Se calcula que entre el 3 y el 9% de niños entre los 5 y 8 años presentan estereotipias primarias.
En lactantes las estereotipias primarias son frecuentes, tendiendo a disminuir progresivamente a medida que se desarrollan habilidades como la deambulación o la manipulación fina.
Las estereotipias pueden ser comunes  o complejas. Se definen como
estereotipias comunes aquellas que afectan a una proporción elevada de la población infantil y en su mayoría desaparecen. Las estereotipias comunes más frecuentes en lactantes y preescolares son chuparse el dedo y balancear el tronco (body rocking). En niños de edad escolar es frecuente morderse las uñas, enroscarse el pelo, balancear el tronco y golpear o repiquetear con los dedos de las manos y los pies. En algunos niños unas estereotipias son sustituidas por otras con la edad. Se ha estimado que un 20% de los niños sanos presentan estereotipias. 
Las estereotipias motoras complejas son movimientos que afectan principalmente a las extremidades superiores,  que generalmente son rítmicos (tales como aleteo, dar palmas, abrir y cerrar las manos, la flexión y extensión de las muñecas) y en ocasiones pueden ser contracciones musculares sostenidas que pueden simular distonías posturales. Con frecuencia los movimientos son asimétricos con tendencia a realizarlos siempre en un mismo hemicuerpo. Es frecuente observar muecas faciales asociadas a los movimientos de miembros, así como la emisión de sonidos. En ocasiones están implicados los miembros inferiores (dar patadas, saltar, caminar en círculo, correr, etc.)
Algunos estudios han intentado comparar las características de las estereotipias primarias complejas de aquellas encontradas en niños autistas, no habiéndose encontrado diferencias.
Las estereotipias tienen lugar en brotes, que duran de segundos a minutos, aparecen varias veces al día, tienen un patrón fijo, y se asocian a situaciones de ensimismamiento, emoción y con menor frecuencia ante situaciones de estrés, cansancio o aburrimiento.
En el seguimiento, un porcentaje elevado de niños, presenta trastornos neuropsicológicos asociados (trastorno por déficit de atención e hiperactividad, tics, trastorno obsesivo-compulsivo).
En la evolución a largo plazo la persistencia de las estereotipias complejas es la norma.

Estereotipias secundarias
Son las asociadas a otros problemas neurológicos (retraso cognitivo, trastorno del espectro autista, déficits neurosensoriales). 
Las estereotipias son un síntoma importante en el diagnóstico del autismo. Son comunes en la gran mayoría de los niños autistas y en muchos son de naturaleza compleja, siendo más frecuentes que en resto de niños con retraso cognitivo. Su frecuencia y severidad se relaciona con la gravedad del trastorno, el déficit cognitivo y la incapacidad para el juego simbólico o la conducta adaptativa.
Las estereotipias secundarias son con frecuencia autolesivas, pudiendo causar tumefacciones, heridas o mordeduras. Su frecuencia e intensidad suelen aumentar con la edad y pueden llegar a ocupar gran parte del tiempo.
Los niños ciegos también tienen una gran variedad de estereotipias adicionales, incluyendo balanceo, movimientos de las manos y los dedos o saltar.
compartir en facebook compartir en google+ compartir en twitter compartir en pinterest compartir en likedin