INSOMNIO INFANTIL
Podemos definirlo como dificultad mantenida en el tiempo para iniciar o mantener el sueño o su calidad que provoca alteraciones funcionales en el niño y/o su familia.
Cada vez tenemos más evidencias que sugieren que la organización del sueño infantil se produce en condiciones de una estimulación adecuada en un ambiente de estímulos coordinados y rítmicos. 

Los bebés tienen que empezar a ajustar sus patrones de vigilia-sueño al ciclo luz-oscuridad y a los determinantes familiares y socioeconómicos. Por ese motivo, cabe señalar que el sueño es un claro ejemplo de evento bio-psico-social.
El fallo al conseguir los estímulos adecuados para un sueño sano y reparador es lo que se empieza a considerar como Insomnio Infantil por Hábitos Incorrectos o Insomnio por ausencia de límites.
Las formas típicas de alteración en el patrón del sueño son dos:
  • Insomnio de inicio (lo normal puede ser entre 20-30 minutos)
  • Insomnio de mantenimiento, o despertares frecuentes de vigilia prolongada (despertares > 20 minutos).
Es muy normal y humano el querer dormir a los bebés en brazos...pero a partir de los 6 meses (...+/-) si se sigue manteniendo esta conducta, es posible que su apego a ella no tenga facil vuelta atrás. 
Ejemplo: niño que se le retrasa la hora de irse a la cama, se niega a ir (ausencia de limites) o una vez en ella se niega a dormirse. Después de la adecuada rabieta, los padres acaban acostándose (asociaciones inadecuadas para dormir) hasta que se queda dormido. Cuando el niño se despierta por la noche, requerirá de nuevo a sus padres para dormir. Al cabo de años el niño se levantará solo y se irá a la cama de los padres.
Los estudios hechos al respecto tienden a asociar estas situaciones con una menor percepción de los padres de la importancia de la educación en hábitos, una mayor sobreprotección y madres más inseguras y menos resolutivas.

Estas situaciones de mala calidad del sueño, se ha comprobado que pueden tener repercusión en el desarrollo cognitivo, en la salud y en la calidad de vida del niño.

El tratamiento adecuado no suele pasar por el uso de fármacos sino la revisión con los padres de sus conductas ante el sueño del bebé y modificación conductual.

No se pueden descartar causas orgánicas que desencadenen los despertares frecuentes nocturnos, por lo que en cualquier caso consulte con su Pediatra

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