1 – 3 meses
• El bebé se duerme en “sueño activo”, por lo que los movimientos (de ojos, chupeteo…), gestos y emisión de sonidos (respiración irregular) al iniciar el sueño son la norma.
• Esta situación es totalmente normal, puede durar varios minutos y hay que hacérselo saber a los padres, de lo contrario actuarán acunándolo, cogiéndolo en brazos y, en definitiva, generando unos estímulos que serán reclamados por el niño cuando tenga despertares.
• Después del sueño activo viene el sueño tranquilo, con una respiración más rítmica y pausada.
3-12 meses
• De los cuatro a los seis meses, se empieza a consolidar el largo periodo de sueño nocturno (ya establecido el ritmo circadiano por melatonina hacia los 7-8 meses), y se establece el ritmo de temperatura.
• Se desarrolla un ritmo “multimodal” del sueño caracterizado por una siesta por la mañana, una siesta por la tarde, y largo sueño nocturno.
• Número medio de despertares: 9/noche al mes de edad y 4,5 al año de edad.
• El porcentaje de niños que duermen cinco horas seguidas durante la noche se va incrementando: 70% a los 3 meses, 80% a los 6 meses, 90% a los 12 meses.
1 – 2 años
Al año y medio de edad se retira la siesta matinal, aparece un ritmo “bimodal” con una siesta a medio día.
■ El sueño total es de 14-15 horas y se consolida un largo periodo de sueño nocturno de 10-12 horas.
■ La latencia de sueño: 15 - 30 minutos.
2 – 5 años
• Periodo nocturno de aproximadamente diez horas.
• Durante los 2-4 primeros años continúan las siestas diurnas cortas
• A los dos años de edad, el 20% de los niños se despierta por la noche, cifra que se reduce al 14% a los tres años.
Adolescencia
• Tendencia biológica al retraso de fase con dificultad para dormirse y levantarse pronto; por ello, el problema más frecuente es la excesiva somnolencia diurna.
• Los estudiantes que cambian su horario de sueño más de dos horas pueden experimentar alteraciones en la atención, la concentración, el razonamiento y las habilidades psicomotoras.
• Se ha demostrado que, incluso a estas edades, aumentar el conocimiento de los adolescentes sobre la higiene del sueño incrementa las prácticas saludables de sueño.
¿Dormir donde?¿Cuando?
El sueño de los niños, o el lugar o la forma en que habían de dormir, no entraba tradicionalmente en el campo de acción de la Pediatría. Los padres pedían consejo médico ante la enfermedad; para cuestiones de crianza o educación recurrían a su propia experiencia o a la de las abuelas. En los últimos años, el sueño infantil se ha medicalizado hasta extremos inimaginables.